Trayectoria Literaria
Trayectoria Dramatúrgica
Los inicios teatrales de Orlando Hernández Martín
A mediados del siglo xx Orlando Hernández Martín se inicia en la creación dramatúrgica principalmente con obras auto sacramentales y costumbristas. En 1956 se escenificó su obra Hacia Belén, en la Cabalgata de Reyes que organizó el Colegio de Jesús Sacramentado y sus antiguos alumnos. Desde entonces esta obra se representa anualmente por las calles de Agüimes con la participación principal de los vecinos de la localidad. El 3 de junio de 1959 se estrenó en el cine de Agüimes la obra costumbrista Er diablo son las mujeres, por la agrupación literaria Sancocho Canario, el 13 de junio de 1962 representó en el Teatro Pérez Galdós de Las Palmas de Gran Canaria, con gran éxito, una nueva obra costumbrista, El barbero de Temisas, por el elenco teatral Agrupación Atlántida, y en abril de 1965 se escenificó en el mismo coliseo …Y llovió en Los Arbejales, con amplio eco en la prensa de la isla. Esta farsa, según la clasificó el propio autor, se levanta como una crítica a la sociedad rural canaria que acepta sin más, sin rebelarse, su precaria situación socioeconómica. No volvió a subir a los escenarios nueva obras costumbristas hasta los años ochenta, en los que representó En mi pueblo mando yo, y, finalmente, ya en los noventa, añadió dos títulos más: La promesa, fiesta en el pueblo (1992) y La verbena de Maspalomas (1993). En realidad, no abandonará nunca este género teatral, puesto que sigue creando para las cadenas radiofónicas de Gran Canaria escenas costumbristas que tanto gustaron en la época, con programas como Las aventuras de maestro Rafael y Cosas de Pepito el Árabe. Estas creaciones fueron, por tanto, dentro de su labor dramatúrgica, las más reconocidas y las que le dieron el éxito comercial. De todas ellas destacan …Y llovió en Los Arbejales y En mi pueblo mando yo, por el importante número de representaciones que se desplegaron por todo el Archipiélago.
El teatro rural
Pronto inició un teatro diferente con Tierra de cuervos y La escandalosa, piezas de temática rural, pero sin los condicionamientos del género costumbrista. La primera ganó en 1963 el primer premio del certamen que organizaba Radio Las Palmas y el Teatro Insular de Cámara. Ahora nos sumergimos en las raíces de los males que acucian al campesino, la ignorancia es la causa primera de su tragedia, la que ha creado unas barreras carcelarias, no físicas, sino ideológicas, que le impiden conocer la verdad. Ese enfrentamiento vital entre una cosmovisión heredada y la rebeldía protagonizada por la juventud serán las fuerzas de las que emergerá la tragedia como único destino posible. Es la obra en la que más claramente se aprecian los influjos del teatro poético de Federico García Lorca. Por ello, es la que contiene la mayor carga lírica de toda su producción. Este drama rural fue bien acogido por la crítica en su estreno, el 6 de julio de 1963, en el Teatro Pérez Galdós.
Por otro lado, La escandalosa plantea el problema de la emigración a la que se ve abocado un muchacho de familia humilde al ser víctima de las maledicencias del pueblo. Se estrenó en el Pérez Galdós el 15 de marzo de 1966, representando el papel principal la famosa artista de circo Pinito del Oro.
Del teatro comprometido al teatro del absurdo y la vanguardia
A la par que crea obras costumbristas y dramas rurales, el dramaturgo agüimense inicia con La ventana un teatro comprometido contra el orden social y político que rige en España (la dictadura de Franco). Esta nueva dramaturgia se incluye dentro de la corriente que se desarrolló por las décadas de los sesenta y setenta en el teatro español. La ventana fue escrita en 1963, ganó el Premio Nacional de Teatro Pérez Galdós de la Casa de Colón de Las Palmas en el año 1968 y no se representó por primera vez hasta el 1 de abril de 1971 en el Teatro Pérez Galdós, donde estuvo durante tres días en cartelera. Unos días más tarde, el 17 y el 18 de abril se recoge en la prensa de Las Palmas de Gran Canaria y de Madrid el inminente estreno en la capital de España, concretamente en el Teatro Club Pueblo, dentro de su ciclo «Teatro Difícil».
El autor agüimense emprende una radicalización en las formas teatrales, fuera de los cánones comerciales. Como consecuencia de ello, crea Fantasía para tres, obra en un acto, con un lenguaje cercano al absurdo y en la que se trata el tema de la comprensión humana. No será hasta 1966, pasados dos años desde su creación, cuando se escenifique. Fue el primer título ajeno al teatro costumbrista y realista que expuso al público canario.
Dentro de estos mismos cánones, una nueva pieza vanguardista, Prometeo y los hippies, se estrenó el 16 de marzo de 1970 en el coliseo Pérez Galdós. Su quehacer dramatúrgico nos traslada a los orígenes del género: el mito y la catarsis retoman su función reveladora.
De la parábola al reportaje teatral
En esta misma línea de lucha ante los tiranos, la injusticia y la desigualdad escribe la parábola Con los puños frente al sol —inicialmente titulada Frente a la luz—, que se estrenó el 21 de mayo de 1972 en el Pérez Galdós. Esta farsa trágica en dos tiempos, tal y como la subtituló el autor, parodia a tantos ineptos dictadores que han conseguido el trono para convertir sus apetencias irracionales en las vejaciones humanas más crueles, extendiendo sobre sus súbditos la desigualdad, la injusticia y la esclavitud. Un grupo de discapacitados físicos se rebela frente al tirano con la esperanza de conseguir la libertad y la igualdad. Esto la emparenta con el teatro de Buero Vallejo, más concretamente es heredera de El Concierto de San Ovidio.
Hernández introduce la expresión «reportaje teatral» para definir la renovación dramática que emprende en la década de los setenta. Influenciado ahora por el teatro de Unamuno (Fedra y El otro), el espacio escénico se esquematiza a la mínima presencia de objetos y lo dramático no reside en la acción, sino en la palabra. Así, nuestro autor concibe El encuentro y Zarandajas, en las que un único personaje emprende un monólogo —‘monodiálogo’, dirá Hernández— para «dialogar» consigo mismo y con otros interlocutores imaginarios. El encuentro se representó durante 1972 en Gran Canaria, Tenerife y Lanzarote para seguidamente subir al escenario del Pérez Galdós junto a Zarandajas los días 5, 6 y 7 de mayo de 1973.
Las representaciones nacionales
El actor Paco Acosta y el autor programaron una gira por la Península con El encuentro y Zarandajas. La primera representación se produjo en uno de los salones del mismo ferry que los llevaba a Cádiz y siguió por diferentes localidades y ciudades de España hasta finalizar el 7 de diciembre de 1973 en el Teatro Club Pueblo, en Madrid. Como colofón a la gira, recibe el premio de la crítica malagueña «Sol de Oro de España», que se entregó el 24 y 25 de mayo del año siguiente en el Teatro Pérez Galdós, tras el estreno de Teo juega al tenis con las galaxias. Bajo estos auspicios saldrán publicadas El encuentro y Zarandajas (1974) y Teo juega al tenis con las galaxias (1975) en la editorial Escelicer.
Teo juega al tenis con las galaxias reincide en el desmantelamiento de los preceptos clásicos del arte dramático. La relación lógica entre los personajes se disuelve en una ida y venida de lo racional a lo irracional, o viceversa; así lo explicita el dramaturgo en la entrevista que firma J. M. C. con el título «¿De qué murió Caín?», en La Provincia, el 22 de mayo de 1974: «Yo juego con una serie de planos que van desde Calderón a Brecht: entonces el sueño y la razón se confunden». El lenguaje se descompone para regenerarse con un nuevo significado, la palabra es la llave que abre un mundo onírico al ser humano. Definitivamente es el final de un mundo economicista, alienante, para iluminar otro mundo donde el ser humano se reconozca, un mundo que esté sustentado en la comprensión.
Tras estos intentos de liberación metafísica, de purgación creativa, regresa a los escenarios con el estreno, ahora de un drama realista, de Cigüeñas en los balcones, en el Pabellón Victoria, de Teror, el 14 de septiembre de 1974. Unos días más tarde, el 30 de septiembre, lo hará en el Círculo Mercantil. En ella se contrapone el amor sincero de una pareja, forjado desde la libertad individual, frente al de un matrimonio caracterizado por una convivencia mezquina que se basa en viejas normas morales.
Según transcurren los años setenta, se incrementa el número de representaciones de su obra: en 1976 se estrenó en Zamora La ventana por el Grupo Niebla y en mayo se escenificó en Albacete Teo juega al tenis con las galaxias. En el verano de 1978 subió al escenario Prometeo y los hippies, gracias al grupo del Círculo Mercantil de Arrecife, y durante el mes de octubre el dramaturgo viajó a Venezuela con motivo de la celebración de la Gran Gala de la Hispanidad-78, donde se representaron algunas de sus obras. No cesaron de producirse nuevas funciones de Zarandajas y El encuentro por diferentes localidades de la isla de Gran Canaria; también en Lérida, por el grupo La Pandilla. En La Oliva (Fuerteventura), el grupo Guañoht encarnó Como en un sueño en la década de los años setenta, y en 1980 y 1984 este mismo elenco repone la obra …Y llovió en Los Arbejales.
El teatro histórico
En 1980 descubrimos una nueva vertiente en su dramaturgia, por primera vez dramatiza un tema histórico: la figura del rey Carlos II. En El hechizado el autor se distancia del personaje histórico para poder indagar en la interioridad del hombre y encontrar su conflicto vital. El dramaturgo se compadece del personaje, pues ante la obligación que le impone al rey una sociedad, un país, que le exige descendencia, este se enfrenta a la imposibilidad de su realización. La obra se estrenó el 20 de septiembre de 1980 en Teror, en el Pabellón Victoria, con la dirección escénica, como tantas otras veces, de Sergio Calvo y con un vestuario que fue diseñado por el pintor lanzaroteño José Gopar.
El 29 mayo de 1982 una nueva producción subió a los escenarios, El hombre que nunca fue. En este caso inaugurará el nuevo Cine-Teatro de los Salesianos de Las Palmas, dentro del programa de actos con que los Antiguos Alumnos Salesianos celebraban la Fiesta de la Unión. El texto es un largo monólogo que reflexiona sobre la naturaleza del hombre, la involución de nuestra especie, para testimoniar la crisis profunda en la que nos encontramos.
La temática dispar de los años 80 y 90
A partir de 1983 Hernández vuelve a redirigir su trayectoria dramatúrgica hacia el costumbrismo. Nace En mi pueblo mando yo, que se estrenó el 4 de junio de 1983 en el teatro del Colegio Salesianos de Las Palmas, por el grupo aficionado La Chalana.
Con una nueva propuesta metateatral aparece la farsa titulada Comedia del Carnaval y de la buena Fortuna. En ella nos propone, a modo de Calderón, que reflexionemos sobre qué vida es más auténtica: ¿la vivida fuera o dentro del teatro? Esta farsa se estrenó en el Teatro Pérez Galdós el 6 de marzo de 1986, por el mismo grupo teatral anterior y bajo la dirección del propio autor.
En septiembre de 1991 nos encontramos ante una nueva creación costumbrista: La promesa, fiesta en el pueblo. El propio autor la califica de ‘multiteatro’, término que utiliza para definir aquellas comedias que, partiendo de un argumento general, se adapten a la celebración lúdico-religiosa de cada localidad. En la Semana Santa de 1992 se representó el auto …Y era el Hijo del Hombre por las calles de Agüimes. Fue un encargo que le hizo la Asociación de Antiguos Alumnos La Salle. Con ella se recuperaba una tradición que, por diferentes motivos, había desaparecido en el municipio. La obra se construye sobre los sucesos ocurridos a Jesús, desde los milagros hasta su condena y crucifixión. Participaron más de cien personas, y como viene siendo habitual desde entonces, el pueblo de Agüimes es el protagonista colectivo de esta celebración.
En ese mismo año reaparece Hernández con un nuevo sainete, La verbena de Maspalomas, que rememora la conocida zarzuela La verbena de la Paloma. La pieza se escenificó durante el mes de junio en el Centro de Cultura de Maspalomas, con los decorados de dos artistas, el italiano Roberto Capello y el canario Juan González. Estructurada en dos actos, refleja los cambios sociológicos que se produjeron durante la década de los setenta del siglo pasado al transformarse las zonas agrarias de Maspalomas (sur de Gran Canaria) en zonas turísticas.
Finalmente, vieron la luz dos nuevos títulos ligados a la conquista de Canarias: Loa a Juan, publicado en 1994, poema dramático en el que se traza un recorrido histórico de la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria desde su fundación como La Real de Las Palmas; Ansite, elegía viva, cantata sobre la paz de Ansite, que se representó el 29 de abril de 1995 en los escenarios naturales de los Llanos de la Paz (Santa Lucía de Tirajana).
Trayectoria narrativa
En 1960 inició su andadura en el género narrativo con la publicación de Sancocho, un conjunto de seis cuentos de tipología costumbrista. No hubo más publicaciones en este género literario hasta 1975, año en la que salió a la venta su primera novela, Catalina Park, editada por Plaza y Janés, con una primera tirada de 8000 ejemplares. Se agotó enseguida y se sucedieron numerosas reediciones. La repercusión que tuvo en la prensa de Gran Canaria fue enorme si nos atenemos a las constantes alusiones a ella y a las entrevistas que le hicieron al autor. La novela se presentó en el Círculo Mercantil de Las Palmas de Gran Canaria, el 30 de julio de ese mismo año, y en septiembre el autor tuvo que desplazarse a Madrid y Barcelona para presentarla a nivel nacional a los medios de comunicación y al público en general. En su narrativa, como en su teatro, la vena irónica, satírica y deformadora que definen sus obras nos revierte a Francisco de Quevedo y a Ramón María del Valle-Inclán.
A este último autor hará referencia Hernández cuando al publicarse su segunda novela, Máscaras y tierra, en 1977, por la misma editorial, señala en la entrevista concedida al Eco de Canarias, el 17 de febrero de ese mismo año, que, aunque ha trabajado un realismo mágico, él no encuadra la novela en el mimetismo de los sudamericanos, sino que «se enmarca, creo, en toda la tradición novelística española, tal vez con una línea valleinclinesca, aunque después de haber leído a otros muchos». En 1984 publicará Lolita Pluma o el sueño de una ilusión, donde realidad, biografía y fantasía de la persona/personaje se entremezclan. Finalmente, la última obra perteneciente a este género fue Con las manos llenas de sol. Se escribió a finales de los setenta, pero no se publicó hasta 1989. La novela contiene tanto en la portada como en el interior ilustraciones de Borges Linares. En ella desarrolla los conflictos a los que se enfrenta la juventud, y expone la formación de la personalidad individual en una etapa vital para el ser humano.
Trayectoria poética
En la prensa diaria fueron apareciendo algunas de sus composiciones poéticas. Sin embargo, fue en 1964 cuando publica su primer libro, Claridad doliente. Este poemario es una recopilación de composiciones juveniles en los que el poeta canta a su tierra, a su isla, a la esperanza, a la belleza, a la monotonía diaria del paso del tiempo. El poeta quiere abrirse al otro, convivir con los demás para ser voz compartida.
Por los años setenta, en colaboración con Juan José Falcón Sanabria, surgió Poema Coral del Atlántico, letra inspirada en la serie pictórica creada por Néstor de la Torre, y la pieza lírica Chácaras blancas, a las que pondrá música el maestro compositor.
Finalmente, en 1985 se publicó A la fiera amada y otros poemas, con un dibujo en la portada del polifacético francés Jean Cocteau –poeta, dramaturgo, cineasta– y en su interior varios dibujos del joven pintor isleño Pedro Antonio. Este poemario se presentó en el Club Natación Metropole de Las Palmas. En su edición colaboraron este mismo club y el Real Club Victoria. La parte más importante del libro es la que contiene el título lorquiano «A la oscura manera de la claridad lorquiana». Un conjunto de sonetos sobre el amor ausente y, por tanto, dolorido, donde se plasma la libertad del encuentro sexual, apasionado, con el otro ser desde el recuerdo amargo de un erotismo perdido que se anhela.
Trayectoria investigadora
En su faceta de investigador de lo autóctono canario, su analítica mirada repasa desde personalidades de su pueblo natal, pasando por el folclore canario, hasta el estudio de las peculiaridades del habla canaria. En 1961 publica el ensayo Tras la huella de una señora, estudio dedicado a doña María de Jesús Melián y Alvarado y a su labor de mecenazgo para la villa de Agüimes. En cuanto al habla canaria van apareciendo sus glosas a partir de 1974 en el Diario de Las Palmas, bajo el título «Decires canarios», que continuarán en El Eco de Canarias desde 1980, y a partir de 1983 en Canarias7. Estos textos analizan las singularidades de las expresiones canarias y serán recogidos en dos tomos en la década de los ochenta; concretamente, en 1982 se editará el primer tomo y a finales de 1989 verá la luz el segundo, ambos con el título común de Decires canarios. Esta misma inquietud por profundizar en el conocimiento del pueblo canario y de su historia le conmina a participar, entre otros actos, en la comisión promotora de la Asociación Patronato de Ansite, que queda constituida el 26 de marzo de 1979, entre cuyos vocales se encuentra nuestro escritor y cuyo presidente es Vicente Sánchez Araña. Con este interés indagará también sobre el origen del Carnaval en Gran Canaria, su desarrollo y sus características, dando como fruto un nuevo estudio titulado El carnaval de Gran Canaria. 1574-1988.
Elaboración de contenido: ©Agustín Carlos López Ortiz